¿Cómo habéis pasado el puente? ¿adornando la casa? ¿cocinando mucho? ¿algo de turismo gastronómico?
Yo la verdad, he vagueado bastante… Pensaba cocinar y preparar cosas para Navidad, pero con el tiempo tan bueno que ha hecho por aquí, daba una pereza quedarse al lado del horno… Total, que sólo he preparado un par de cosillas…
Hoy os dejo una de ellas, unos Hojaldres de Anís.
Aunque se pueden hacer todo el año, son ideales para Navidad. Llevan un poco de trabajo, pero el esfuerzo merece la pena.
Hay muchas recetas para hacerlos, aunque son casi todas iguales, ya que sólo suelen cambiar las proporciones de los ingredientes. La que más me gusta es la de las Hojaldrinas María Lunarillos. Es la que yo he tomado como base y que he modificado un poco. Pinchando en el enlace podréis ver la receta original (al César lo que es del César)
La receta que yo he hecho es esta…
Ingredientes.-
- 600 gr de harina floja o especial para repostería
- 400 gr de mantequilla fría (cortada en daditos)
- 60 gr de azúcar blanquilla
- 50 ml de vino blanco (uno bueno, no seáis ratillas!)
- 40 ml de anís (aunque creo que todavía admitiría un poco más)
- ralladura de 2 limones
- pizca de sal
- azúcar glas para el acabado
Utensilios.-
- una regla grande
- un cortapizzas
Preparación.-
Con esta receta podréis practicar un poco cómo hacer hojaldre (aunque no es exactamente igual, yo sí utilizo el paso de las «vueltas», pero como no es hojaldre, sólo 2 vueltas)
En un bol grande, ponemos la harina tamizada, una pizca de sal, azúcar blanquilla y los daditos de mantequilla (ésta debe estar muy fría), el vino blanco, el anís y la ralladura de los dos limones.
Vamos amasando primero con los dedos, de manera que la mantequilla se vaya ablandando, y todos los ingredientes se integren. Cuando todo esté cohesionado, formamos una especie de torta, envolvemos muy bien en film transparente y dejamos reposar en la nevera.
Se puede dejar reposar sólo 1 hora, pero a mi me gusta preparar la masa el día anterior, y dejar que repose toda la noche.
Una vez pasado el tiempo de reposo, lo sacamos de la nevera, le quitamos el film y dejamos que se temple.
Ahora toca estirar la masa… y precalentar el horno a 170º
Espolvoreamos con un poco de harina la mesa de trabajo, y colocamos la masa encima. Estiramos suavemente con un rodillo de cocina, intentando estirarla de manera uniforme, hasta que la dejemos con un grosor de 1 cm.
Ahora es el momento de hacer las llamadas «vueltas». Para ello, dobláis primero un extremo y luego el otro (algo parecido a como se ve en la foto), espolvoreáis con un poquito de harina y volvéis a estirar. Giráis la masa y volvéis a doblar como antes. Estiráis de nuevo con el rodillo, hasta darle un grosor de unos 2 cm y que quede con una forma más o menos rectangular.
Parece complicado, pero una vez que le cojáis el tranquillo, lo haréis sin pensar.
Una vez que tengáis la masa con el grosor de 1,5 ó 2 cm, lo que haremos será igualarla (por si os han quedado los bordes irregulares) Además, haciendo ésto, conseguiremos que se hojaldren mejor. Para ello, con la ayuda de un cortapizzas (o un buen cuchillo) cortamos un poquito de masa alrededor (tiene que ser un corte limpio) Así tendremos la masa lista para empezar a cortar las porciones.
Utilizando una regla grande como guía, vamos cortando cuadrados, de un tamaño parecido al de la foto. Es importante que los cortes sean limpios, y que no se os aplasten, porque así será más fácil que la masa suba de una manera más uniforme, y que hojaldre mucho mejor.
Colocamos las porciones sobre la bandeja del horno, previamente forrada con papel de horno.
Horneamos a 170º durante unos 30 minutos. Estarán listos cuando empiecen a dorarse. Como siempre, debéis probar con vuestro horno. No deben dorarse mucho, porque si se doran demasiado quedarán un pelín secos. (pero no os preocupéis si se os doran demasiado, estarán buenos de todas formas, todo es cuestión de práctica)
Una vez fuera del horno, dejamos que se enfríen un poquito sobre una rejilla, pero antes de que se enfríen del todo, los cubrimos bien de azúcar glas por todos los lados, y cuando ya estén totalmente fríos, espolvoreamos más azúcar glas por encima.
De verdad que os recomiendo que los hagáis, y si no sois unos adictos al anís como nosotros, podéis hacer la receta original, que no lleva anís y sí zumo de naranja, pero es que con anís…, ummm… están de muerte…
Además, son un regalo perfecto. Algo que habréis hecho vosotros mismos, y que encima estará delicioso.
Ya me contaréis el resultado!