Se dice que el origen de la Pasta Filo está en la península de Anatolia allá por el siglo XI, y su técnica de elaboración se ha ido perfeccionando a lo largo de los siglos. Tal y como la conocemos hoy, en una hoja fina, como si fuera papel, habría sido elaborada en Estambul.
Sus ingredientes son muy básicos: harina, agua, aceite y vinagre blanco. Y la podemos utilizar tanto para platos salados como dulces.
Su uso más conocido es para hacer Baklava, el famoso pastel de nueces. Y que a mi me encanta. Hace un par de años, pasamos unos días en Estambul, y durante nuestra estancia, hubo días en los que desayunamos, comimos, merendamos y cenamos baklavas. Creo que volví a casa con un subidón de azúcar y miel.
Pero como de vez en cuando hay que cambiar, el post de hoy es una receta salada (sí, sigo siendo yo) con pasta filo.
Es un plato que hago bastante a menudo, porque es un entrante ideal. Además, hace tiempo era un poquito más complicado encontrar pasta filo en los supermercados, pero hoy en día, prácticamente se puede encontrar en todos. Y me parece una masa muy versátil, y que se puede hacer con multitud de rellenos, eso sin tener en cuenta las posibilidades que ofrece para repostería.
Vamos con la receta…
Ingredientes.-
- 4 hojas de pasta filo
- 500 gr de espinacas (a mi me gusta usar las frescas)
- 150 gr de queso de cabra
- 50 gr de piñones
- 50 gr de uvas pasas
- 1 cucharadita de cúrcuma
- 1 cucharadita de nuez moscada
- 1 cucharada de zumo de limón
- 1 huevo
- una nuez de mantequilla
Preparación.-
Lavamos las espinacas, y las cocemos en agua hirviendo con sal durante 15 minutos. Cuando estén listas, las escurrimos bien y las dejamos enfriar.
Cuando estén frías, las picamos y las ponemos en una sartén con un chorrito de aceite. Añadimos los piñones, las uvas, la cúrcuma, la nuez moscada y el zumo de limón. Salteamos a fuego medio durante unos 10 minutos.
Mientras, vamos preparando la pasta filo. Separamos 4 hojas, y el resto lo envolvemos bien para evitar que se seque, y lo guardamos y la nevera.
Paso a Paso |
Precalentamos el horno a 200º.
Untamos cada hoja con un poco de mantequilla fundida, y así las vamos uniendo. Cuando tengamos las cuatro hojas pegadas, colocamos el relleno de espinacas, y por encima troceamos el queso de cabra. Yo he utilizado éste porque era el que tenía en casa, pero se puede sustituir por queso feta, que también le irá genial.
Enrollamos la masa, con cuidado, y la colocamos sobre un molde apto para horno. Lo pintamos con huevo batido.
Lo horneamos a 200º durante unos 15 minutos aproximadamente, hasta que esté dorado.
Recién hecho, está delicioso, y como veis, es muy sencillo de hacer, y una manera fácil de que los niños coman espinacas. Yo recuerdo que las odiaba, pero así me encantan, y me las como sin rechistar, hasta repito!
Este plato nos gusta mucho, y sirve como base para otros usando la pasta filo, pudiendo cambiar los rellenos, utilizar las especias que más os gusten…
Ya me contaréis qué os parece y cuál ha sido el resultado cuando lo hagáis. Y si os apetece, podéis enviarme vuestras fotos.
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Tamara