Selkirk Bannock (Pan Escocés)

Hay un madurito, canoso y con unos intensos ojos azules que me ha robado el corazón desde hace tiempo. Tranquilos todos, que no va a convertirse ésto en el consultorio de Elena Francis. Y ¿quién es él? ¿por quién bebo yo los vientos? redoble de tambores… Paul Hollywood. Debería haberlo escrito con mayúsculas para darle más intensidad 😉 Ya está, confesión hecha. Él es quien ocupa un lugar importante en mi librería gastronómica y a quien pertenece este pan con nombre impronunciable: Selkirk Bannock.

El Selkirk Bannock es uno de los panes dulces escoceses más conocidos. Originario de la ciudad escocesa de Selkirk, era un pan que solía prepararse con frecuencia para tomar a la hora del té. Las primeras referencias escritas sobre el mismo datan de 1.819, y aunque dicen que es solo una leyenda, supuestamente se hizo famoso gracias a la reina Victoria. Por lo visto, en una escapada de fin de semana que hizo en 1.867 a Abbotsford, incluyeron en el menú de bienvenida un trocito de este pan. Y parece que a la reina le encantó. Por lo que una vez de vuelta a Londres lo fue contando a todos, de manera que fue ganando fama y popularidad. Aunque ya digo que dicen que forma parte de la leyenda.

Originariamente el Bannock era un pan con una fermentación lenta y larga. En la actualidad, su preparación es mucho más rápida gracias a la ayuda de la levadura, por lo que podemos prepararlo en cualquier momento.

Un pan muy suave y no excesivamente dulce. Ligeramente tostado y untado con mantequilla es una auténtica delicia. Cuando lo hagáis, podéis congelar unas cuantas rebanadas (así lo hago yo). Las tostáis en el desayuno, una buena taza de café (o té) y ya podemos empezar el día.

Selkirk Bannock

Fuente: British Baking-Paul Hollywood

Ingredientes:

• 500 gr de harina de fuerza
• 1 cucharadita (tsp) de sal
• 60 gr de azúcar
• 7 gr de levadura seca de panadería
• 80 gr de mantequilla en pomada
• 175 ml de leche entera
• 125 ml de agua
• 200 gr de uvas pasas
• 1 huevo batido con una cucharada de agua para el glaseado

Elaboración:

1. En un bol, mezclamos harina, sal, azúcar y levadura. Añadimos la mantequilla cortada en daditos, y trabajamos con las manos hasta que tengamos una textura ligeramente arenosa.
2. A continuación, añadimos toda la leche y la mitad de agua. Mezclamos. Yo suelo empezar a mezclar con la ayuda de una cuchara de madera.
3. Añadimos el resto del agua, poco a poco, por si no la necesitamos toda. Trabajamos hasta que tengamos una masa que no se nos pegue a las manos.
4. Amasamos durante 10 minutos más, hasta tener una masa lisa y elástica.
5. Formamos una bola y dejamos reposar dentro de un bol, en un lugar cálido y tapado, hasta que doble su tamaño.
6. Una vez que la masa haya levado, amasamos de nuevo e incorporamos poco a poco las uvas pasas. Trabajamos bien para que se integren por completo.
7. Formamos una bola, la colocamos sobre la bandeja de horno cubierta con papel de horno, cubrimos y dejamos levar de nuevo hasta que doble su tamaño.
8. Precalentamos el horno a 220º
9. Antes de hornear, pintamos con huevo batido y agua.
10. Horneamos a 220º durante 10 minutos. Bajamos la temperatura a 190º y horneamos durante 25-30 minutos más, hasta que esté bien dorado.
11. Retiramos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.

Pues esta es vuestra tarea para el fin de semana. No dejéis de probarlo. Ya habéis visto que no es complicado, y el resultado de verdad que merece la pena.

Buen fin de semana.

Natalia.